Creo que hoy me toca hablar del amigo bosque. Este otoño unos u otros de la familia, solos o con amigos hemos ido cinco veces a buscar setas. Un día, fuimos toda la trouppe, yo incluida. Es un día muy especial para mí pues salgo de casa.
Es excitante ya desde la trapatiesta que se monta para buscar los cestos, botas, cuchillos, cantimploras, bota de vino, brújula, encendedores, bastones, chaquetas, etc. Si es por la mañana nos llevamos desayuno, cogemos pan, embutidos y queso, yo si puedo y tengo tiempo me gusta llevarme bocadillos de tortilla con el pan con tomate a la catalana. Luego nos apretujamos todos en el coche de Ene que es la que tiene carné y vamos por lo general no muy lejos. Cerillo se queda a menudo cerca del coche sin perderlo de vista y anda para arriba y para abajo inspeccionando o hablando con otros buscadores de setas o ensimismado en sus asuntos. Nosotros entramos todos en el bosque. Lo primero que hago es aspirar hasta marearme el magnifico aroma que desprende mientras oigo a Ene la advertencia de rigor. Todos juntos, no se pierdan. Y con gran algarabía entramos llamándonos de vez en cuando mientras palmo a palmo todo lo inspeccionamos. Misto, que es perro pastor va como un loco arriba y abajo intentando que su rebaño, osease nosotros, se mantenga unido. Evitamos hablar demasiado alto de la siguiente guisa. ¿Ene encuentras? ¿Laoar, donde estas? ¿Por aquí he encontrado un par? Siento mas arriba el Náufrago. ¡Venid, venid que aquí hay una florada!
Nunca cogemos demasiadas, pues vamos a deshora y no hacemos mucho camino, Acostumbra a pasar que cuando ya tenemos las suficientes para un par o tres de guisos Náufrago se dispara y empieza a berrear a todo pulmón. ¡Una seta, dos setas, eh, he, aquí hay muchas setas! Es como la señal, después de cuatro o cinco berridos, Ene con la ayuda de Misto recogen el rebaño y nos volvemos para casa.
Pero siempre puede pasar algo extraordinario. Hoy con un amigo, Náufrago subió hasta la alta montaña a buscar ceps, boleto edulis, sureny, ontobelza, cogordo, como lo llamen en cada sitio y casualidades de la vida bajó un montón. No vean lo contento que estaba.
Es excitante ya desde la trapatiesta que se monta para buscar los cestos, botas, cuchillos, cantimploras, bota de vino, brújula, encendedores, bastones, chaquetas, etc. Si es por la mañana nos llevamos desayuno, cogemos pan, embutidos y queso, yo si puedo y tengo tiempo me gusta llevarme bocadillos de tortilla con el pan con tomate a la catalana. Luego nos apretujamos todos en el coche de Ene que es la que tiene carné y vamos por lo general no muy lejos. Cerillo se queda a menudo cerca del coche sin perderlo de vista y anda para arriba y para abajo inspeccionando o hablando con otros buscadores de setas o ensimismado en sus asuntos. Nosotros entramos todos en el bosque. Lo primero que hago es aspirar hasta marearme el magnifico aroma que desprende mientras oigo a Ene la advertencia de rigor. Todos juntos, no se pierdan. Y con gran algarabía entramos llamándonos de vez en cuando mientras palmo a palmo todo lo inspeccionamos. Misto, que es perro pastor va como un loco arriba y abajo intentando que su rebaño, osease nosotros, se mantenga unido. Evitamos hablar demasiado alto de la siguiente guisa. ¿Ene encuentras? ¿Laoar, donde estas? ¿Por aquí he encontrado un par? Siento mas arriba el Náufrago. ¡Venid, venid que aquí hay una florada!
Nunca cogemos demasiadas, pues vamos a deshora y no hacemos mucho camino, Acostumbra a pasar que cuando ya tenemos las suficientes para un par o tres de guisos Náufrago se dispara y empieza a berrear a todo pulmón. ¡Una seta, dos setas, eh, he, aquí hay muchas setas! Es como la señal, después de cuatro o cinco berridos, Ene con la ayuda de Misto recogen el rebaño y nos volvemos para casa.
Pero siempre puede pasar algo extraordinario. Hoy con un amigo, Náufrago subió hasta la alta montaña a buscar ceps, boleto edulis, sureny, ontobelza, cogordo, como lo llamen en cada sitio y casualidades de la vida bajó un montón. No vean lo contento que estaba.
5 comentarios:
Creo que de ver tantas setas no sé si quedé hambriento o alucinador. Hace mucho que no tengo un día de bosque
En el sitio donde estuve sólo vi hongos alucinógenos, mis amigos no saben distinguir entre un hongo alucinógeno y un hongo venenoso. Yo tampoco. La orquidea es una parásita, no se come.
A veces preparo pasta y hongos.
qué buen relato!
(gracias por tu comentario en mi blog).
Yo tampoco se cual es comestible, me imagino ese día que disfrutaron muchísimo
Será el bosque encantado? Abrazos.
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