17 octubre 2007

Trampas para todo


Trampas no las hace cualquiera, pensé de pronto mientras rumiaba los números de Ricardo.

Cuando nos sentimos nobles, queremos ser de ley, y el camino adecuado para este empeño, parece pasar por asumir con firmeza los valores que se establecen como correctos en la sociedad de la que somos miembros. Esta es una excelente meta, una perfecta diana donde apuntar nuestros anhelos, pero la realidad, con el paso del tiempo, la vuelve objetivo irrealizable. Esta forma ideal que debería abanderar nuestros deseos luego de innumerables concesiones se retuerce hasta volverse irreconocible. Hasta tal punto se desvanece el modelo que si hubiera un hombre que encarnara con fidelidad todos los valores con los que nos sentimos obligados, sería tratado como si fuera un imbécil, sino como un revolucionario peligroso.

Nada de filosofía, vayamos directos al grano de la voz popular: “Hecha la ley hecha la trampa.” Y así es, en la vida parece que sólo sirve la trampa. La escurridiza ley que somete a todo lo que existe debería andar buscándose alrededor de “trampa=vida”, pues trampa me gusta también considerar el anodino error que deviene en éxito.

En el juego que competimos son de ley las ventajas y a pesar de que intentamos conseguir la mayor cantidad de ellas, estas no garantizan por si solas el éxito de nuestras empresas, con el peligro, algunas veces, que su exceso nos coloque en la precaria situación de tramposos, dejándonos en un incómodo descrédito social.

Sin remedio afirmo, aunque me cueste reconocerlo, que en esta lid acabamos luchando y defendiendo nuestras verdades, no a la verdad, nuestras razones, no a la razón, nuestra realidad, no a la realidad, pero lo importante como en la mujer del Cesar es que no se evidencie. Un prohombre y un delincuente del tres al cuarto pueden diferenciarse sólo por matices, o peor todavía, por la forma que tolera la sociedad los distintos tramados ventajista.

Estudiar, cuidarse, estar atento, ganar dinero, ser listo y bello da ventaja, juegas con créditos seguros, pero la inteligencia se supera cuando es capaz de sacar ventajas de defectos, la cuestión es competir siempre con manos llenas de ases y no desdeñar la ayuda de una buena y ancha manga.

El peso de la verdad nos la imponen en precario los más ventajistas con sus leyes y así nos va y así nos seguirá yendo. Nuestra fortuna, tranquilidad o desesperación depende de que las verdades que vayan imponiendo tengan algo que ver con las que nos convienen.

Vencidos de luchar contra cada destino que remedio refugiarnos en nuestras limpias verdades, a salvo del mundo real. Estas verdades son nuestra segura y fiel compañera y la de todos los que nos consuela su compañía y este es en justicia nuestro mejor mundo, aquel que recreamos entre todos, un ficticio paraíso que anda en paradero desconocido.

5 comentarios:

fgiucich dijo...

Los modelos que nos va mostrando la vida, se parecen a los gigantes con pies de barro. Abrazos.

celebrador dijo...

En la Administración Pública se sabede estas cosas, y cuando uno arueba la oposición es que te olvides de aquella patraña de la "norma de obligado cumplimiento y bla-bla-bla"

La Ley es: Aquel obstáculo que se opone a la gestión administrativa y que con un poco e HABILIDAD, FORTUNA y MALA FÉ, puede sortearse facilmente

Cerillo dijo...

fgiucich, me gusta, todo el universo con los pies de barro, creo que se ajusta a la realidad.

Cerillo dijo...

Celebrator que una cosa es la trampa y otra la corrupción, aunque bien mirado.....
La ley tiene trampas dentro de la ley y si no fíjese en el espectáculo de nuestra justicia.
En otro post se podria hablar de las ventajas no tan permitidas como la violencia o el engaño.

Índigo dijo...

Pues yo creo que el chiste (en caso de que lo haya) está en el camino y no en la meta; que los modelos son todos inalcanzables y que nuestras pocas oportunidades van unidas a la crítica y el aprendizaje.
Me gusta ese observador escéptico-perplejo que has pintado hoy.
Un abrazo