23 octubre 2007

Relatos

Al actor le toca vivir más vidas que a un gato. Esta es su gracia, defecto y cualidad que la gente admira al mismo tiempo que recelamos de su cordura para interpretar luego, su propia vida.

Pasados los imperecederos amores infantiles, no admiré a nadie tanto como para ponerle en el pedestal del mito, aunque entiendo que es fácil admirar a quien vive muchas vidas, aunque sean, y quizás por esto, sólo juego. Esta condición, que en el actor se da, le distingue del resto de la humanidad que suficiente tenemos con sobrevivir con nuestra mínima o extraordinaria historia, y no es cuestión de vivir varias vidas pues la experiencia dicta que los que las viven son gente poco cabal.

Otro que vive muchas vidas es el novelista. En su afán de hacer creíbles las ficciones queda inmerso en ellas, en sus personajes y peripecias.

Estos trabajos festivos son muy aplaudidos por el público debido a esta necesidad ineludible que tenemos de conocer al otro. Desde los juegos de la infancia nos gusta recrear vidas ficticias para garantizar soluciones correctas cuando se nos presenten en la realidad. Ganar experiencia sin sangre, aunque muchos lleguemos a confundir juego y realidad como el mismo don Quijote.

El juego de conocer al otro, sus virtudes y debilidades son bazas para calibrar posibilidades de vencer en algún enfrentamiento con jerarquía como premio. También sirve, y no es servicio pequeño, de consuelo mimético.

Todos los juegos crean la sinergia social, esta máquina que tanto cuesta entender y en esto si que somos complejos.

Los relatos a la luz de la lumbre, tan apreciados en otros tiempos se desbordaron con ingenio. No nos conformamos con contarlos y los trovadores les pusieron música y los dramaturgos calidad literaria y los actores y hombres de teatro el gesto, la parodia, la magia del engaño.

De la necesidad de contar, la realidad virtual, esta misma con la que reclamo atención se suma con un tal bombardeo de relatos, de mensajes sin fin con tantos elementos que acabo sintiendo añoranza por el simple relato del abuelo.

5 comentarios:

alida dijo...

Los relatos junto a una hoguera, muchas veces auque sean contados por el mismo interlocutor parecen diferentes personajes, extraño
Pero el cuento del abuelo es inmemorable,ndiscutiblemente
Saludos!!

M dijo...

Un post de muy buen leer, por los recuerdos que acerca.

Como los cuentos de mi abuela, no recuerdo otros, y eso, que eran de noches de animas, espiritus y maquis.

Con lo que sobreprotegemos ahora a los niños, pienso en ellos a menudo y en como importa lo que eres capaz de transmitir más que el tema.

Dormia a pierna suelta tras escucharla.

B x C

Lidia M. Domes dijo...

También estan buenos los relatos bloggeros, sólo hay que encontrar el punto de equilibrio interno, y desde allí disfrutar, no sobrecargarnos!!!!

Lindo haber llegado!!!
(Gracias a Celebración)

Lidia

Índigo dijo...

Pues yo envidio esa posibilidad, la de crear y darle vida a otras vidas.
Saluditos

fgiucich dijo...

La vida del actor es fantástica y la del novelista/póeta, también. Representar y narrar son artículos de lujo. Abrazos.