20 octubre 2007

Insatisfacción




La insatisfacción nos merodea tan a menudo que creo que anda anclada en el bagaje genético y que, aislándola de sus motivos y cogiéndola por los pelos, los explotadores de almas convierten en pecado original. Reproducen de esta manera una mecánica de la utilidad para obtener ventajas de defectos, errores, puntos débiles y minucias que parecen intrascendentes.

En este caso mi insatisfacción nace de no haber sabido tratar el error o la ventaja como mi intención deseaba y la curiosa sensación, ya comentada que, cuando atiendes cualquier tema, adquiere una dimensión mayor de la que en realidad tiene.

Hablaba del error o de la ventaja, en un intento de hermanarlos y resaltar su cara positiva. Sin el error y su explotación como ventaja no habría habido evolución. Sirve de ejemplo la industria farmacéutica. Tiene su negocio la prioridad de investigar. En el magma cruzado de investigaciones sacan más rendimiento de los errores que de las vías correctas. Investigando los efectos de un medicamento para una enfermedad descubren que los conejillos quedan dormidos, o están sumamente relajados o muy juguetones o empalmados. Cuando la evidencia es significativa, cambian la dirección de la investigación y se quedan tan panchos o cuando con estos tejemanejes descubren droga de efectos curiosos, se inventan una nueva afección y clientes, si pueden ser sanos mejor, para con su mejunje aliviarla.

Claro que intentamos jugar con las ventajas que la sociedad permite, y alguna protege y debería fomentar como la enseñanza o la salud física y mental de sus ciudadanos. Otras son innatas de cada persona: belleza, simpatía, inteligencia, sociabilidad, fortaleza, habilidad, resistencia etc. Cualquier cualidad innata o adquirida con empeño e ilusión pueden con mas triquiñuelas mejorar. Afeites de belleza, entrenar específicamente la habilidad o la fortaleza, seguir pautas aprendidas de simpatía o sociabilidad, estudiar para habilitar mejores condiciones para la inteligencia etc.

No son estas cualidades añadidas consideradas como tramposas pero lo son, son mentiras habilitadas como verdades a base de dedicarles tiempo y esfuerzo para competir en condiciones de ventaja y las hay que luego quedan fijas, son estas la peor mentira pues se adoptan definitivamente como reales y así nos quedamos sin poder competir en áreas en las que otros han adquirido ventajas que se nos dictan insuperables.

Que importa que ella sea de natural más bella si aquella otra le levanta los amores con potingues, desfachatez, figura de gimnasio, vestido de marca, olores divinos, y simpatía coqueta sacada de un manual.

Sobre la trampa de la belleza se alza una industria del engaño. Sobre la trampa de la técnica la sociedad industrializada
Sobre un montón de trampas todas las jerarquías.

Lloro por mi falta de atractivos y sin ventajas con las que ganar, maldigo y digo que es mentira, trampa todo lo que en el mundo es y ha sido.

14 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

¿Pero ser natural -ser un ser natural- no es ser un ser insatisfecho? La diferencia entre el hombre y el resto de los seres naturales es que aquel lo sabe y estos no.

amart dijo...

Amigo Cerillo, creo que la trampa, o más bien su concepto, te tiene más preocupado de lo que debiera. En un mundo como el que nos ha tocado, es mejor tratar de sortear la trampa (cosa harto difícil) que denunciar su existencia, pues no hay nadie que la desconozca. Ah, tampoco está mal aprender uno a quererse.
Un abrazo.

Cerillo dijo...

Gregorio pues lo siento, yo creo que el ser natural salvo inconvenientes extremos es un ser satisfecho y el hombre debe a su insatisfacción su interminable huida hacia el saber por otra parte siempre insaciable. Peor es la satisfacción que a poco que la mimes se casa contigo con resultados previsibles. Ser hombre, porqué negarlo, es mas divertido a pesar de todas las penurias y además es el único animal libre junto con el león que puede permitirse dormir la siesta tranquilamente.

Cerillo dijo...

No amart, si las trampas me parecen bien, yo sólo quiero que se sepa que el virtuosismo es tramposo, es el consuelo de mi incompetencia delante de mucho de lo que admiro y esto de quererse ya se sabe que va a días.

alida dijo...

Me gusta los entes tales como son, naturales sin artificio, aunque a veces pasan como lentos, pero tiene algo el cual los demás no tienen, son espontáneos
Abrazos

celebrador dijo...

Hola "Cerillo"

Aprovechar las propias oportunidades no es trampa, es sensatez

Lamentarse amargamente de las oportunidades ajenas, es falta de inteligencia

Querer apoyarse en habilidades que tú, y precisamente tú, no tengas es bobería "cum laude máximus estozoladus"

Hay una oportunidad de fondo que yo si quiero entrenar, y lo hago muy conscietemente además, la que consiste en sentir en mi interior un sentimiento que se puede llamar felicidad (o paz, o gratitud, o calma, o...) al margen de lo que ocurra o des-ocurra

Y no, esa no es una carrera con nadie

Un abrazo de un oportunista confeso y convicto

Anónimo dijo...

Pues mire sr. "cerillo" su mote personal le define bastante.
Prefiero que siga ud. así de insatisfecho a nivel personal para poder disfrutar de su genial pintura.
Saludos cordiales.

M. dijo...

"El hombre es el único animal libre junto con el león que puede permitirse dormir la siesta tranquilamente".

Venga usted a mi barrio, hombre. Y tráigase a un león, de paso.

Cerillo dijo...

Alida, la naturalidad y la espontaneidad son valores al alza y a pesar de su naturaleza también se aprenden. Si no los aprendes bien puedes dar una imagen así como la de un político en época electoral

Cerillo dijo...

Celebrator en realidad me parecen muy bien las ventajas, tanto las innatas como las adquiridas y por educación hasta me parece mal que quien tiene aptitudes las esconda o no las ejercite. Lo que quería remarcar es su parentesco con las trampas. El tahúr es un ventajista y no me gusta la vanidad de quien amparado en las ventajas adquiridas por lo aprendido desprecia a todo aquel que le parezca que no está a su nivel, esto es lo que me revienta y me cuesta tragar. La dignidad de las personas no tiene nada que ver con su nivel cultural y si este no sirve para ver esto no me sirve

Cerillo dijo...

Luna, no se crea que ando insatisfecho, no conozco a nadie que piense que tiene algo de artista sin un ego crecidito. Gracias por su visita.

Cerillo dijo...

M. me gustan las frases contundentes, aunque como sabe son más falsas que un duro sevillano.
Dudo poder dormir la siesta con un bicho al lado y si este bicho es un león, es que ni disecado

celebrador dijo...

Los alardes de la vanidad son un reconocimiento de la propia escasez, pero tampoco hay que enfadarse ¡pobrecitos!

Lidia M. Domes dijo...

Me parece que la insatisfacción se basa en mirar para afuera y compararse...

Cada uno tiene lo suyo, y muy adentro están las cualidades si es que todavía no pudimos hacerlas florecer, y cada uno tiene las propias, distintas a todas las demás.
Que la sociedad trate de unificar y decir que está bien y qué está mal, es para quien así lo quiera tomar.
No es para mi.
Tal vez por eso sea considerada un bicho raro, y en realidad no me interesa lo que puedan pensar los demás. Yo estoy tranquila con lo mío y lo disfruto!

La insatisfacción descansa en la mente que siempre quiere más de lo que sea!!!!

Un abrazo!
Lidia