15 junio 2008

Contrastes


A las ocho de la mañana, cuando andaba pensando vete a saber en que absorbentes abstracciones, se me definió un campo de trigo con una amapola en medio. Sin querer el ojo queda seducido por la roja amapola mientras desaparece el verde trigo. La nimia amapola atrae la atención de manera inusitada en contraste con la inoperante presencia absoluta del trigo.

¿Existirá? Pensaba a las ocho de la mañana, ¿una ley física universal que impulse a fijar, que resalte todo aquello que contrasta?

Anda el caos ocupado en liarlo siempre todo con su delirio absoluto y a su titánico trabajo de tenerlo todo desordenado le surge un bucle, algo se ha repetido. El intruso orden brilla elegido dentro de la magnitud absoluta del caos. Es la amapola en el campo de trigo. El caos parece desaparecer en comparación con el decidido relieve que adquiere el proyecto de orden.

De una multitud gris que me rodea cada día emergió ella y el inaudito relieve que por contraste adquirió su persona impulso mi interés. Desapareció el resto del mundo y su imagen adquirió un protagonismo único que se concretó en deseo amoroso.

No nos es dado poder abrazar absolutos. No puedes enamorarte del universo entero y mucho menos entenderlo, así pues la ilusión que se establece con lo que distingues y atiendes es la llama que enciende el motor que impulsa al mundo. Este mundo que con tu atención recreas no es el mundo, pero déjate de puñetas es lo único que adquiere el necesario relieve para ser, para existir. Es nuestro único mundo.

Un punto de orden en el desorden o un pequeño desbarajuste en el orden es como encender una luz en la oscuridad. Solo entonces todo se vuelve, por arte de magia, posible.

2 comentarios:

M. Domínguez Senra dijo...

Claro, como dice la canción "el trigo entre todas las flores ha escogido a la amapola". No sé si el rojo abunda más en la pintura que en la naturaleza y en la "realidad".
Me pregunto también si al título le falta una "s" y, lo que es más especulativo aún, si en tal caso se la pondrás.

Cerillo dijo...

Doncs, mercès