31 enero 2008

Perder el tiempo


Cuando se trata de trabajar tengo un culo de mal asiento y en mi trabajo debería estar sentado todo el tiempo. Así es que vivo sometido a un resorte que me levanta y me lanza a visitar regularmente otros departamentos. Si se me concede alguna gracia de cualidad social o divertida se debe sin lugar a dudas a estas visitas imprevistas. Como la mayoría de las veces no dispongo de ninguna justificación para mis apariciones sorpresivas, me someto a ser amable y si me apuran hasta ocurrente y divertido.

Impulsado por el muelle de marras subí hoy a visitar a Fe bien pasado el mediodía. Debo aclarar que aunque el resorte me impulsa a rodar, mis destinos no son del todo azarosos pues me decanto indefenso hacia determinados despachos inducido por previsibles afecciones. El caso es que, entre otras divagaciones, le insistí a Fe para que visitara alguno de los blogs que me gustan en particular y ahí saltó la sorpresa en forma de respuesta inesperada: No tengo demasiado tiempo y cuando lo tengo me lo paso haciendo solitarios. Es que los solitarios me libran de pensar.

Desde siempre que recuerde he necesitado perder el tiempo disputando con el azar juegos reglados o inventados para la ocasión y es cierto que son ideales como terapia momentánea para no pensar en lo que te preocupa. Es del tipo de rutina que absorbe la atención con poco gasto.

Somos seres vivos y sociables. Precisamos para sentirnos bien de acción y compañía pero, paradojas de la vida, necesitamos también de la soledad y descansar. Vivimos inmersos en una lucha diaria con nuestros vecinos. Es la parte relevante de cualquier biografía pero lo cierto es que cuando estamos solos, sin estos tiempos muertos sin pensar, que parece que no sirven para nada, quizás enloqueceríamos.

Nadie piense que libra de tales momentos pues además de solitarios, los hay que hacen crucigramas, sudokus, sopas de letras, rompecabezas u otros pasatiempos. Dentro de este cesto pongo también el que constriñe barcos de velas en botellas, levanta catedrales con palillos, elabora sofisticadas maquetas de vete a saber que o el simple ganchillo, el macramé, bricolaje, salir a pescar con caña y todo el tiempo gastado en clasificar, admirar, valorar y guardar cualquier colección de lo que sea y tantas y tantas actividades solitarias que su gancho y pretensión es hacernos olvidar por un tiempo lo que nos toca vivir bueno o malo, lo mismo da, pues todo necesita de esta nada para respirar, para no pensar, para relajarse antes de volver a la actividad. Es la cuota imprescindible de tiempo de desecho.

2 comentarios:

manolotel dijo...

A mi me gusta perder el tiempo y tambien me gusta mucho trabajar en algo. Son dos maneras de gastar nuestras energías. Es indiferente el resultado de ese esfuerzo. Creo que es algo parecido a como cuando salgo con mi perrilla (una foxterrier) a pasear y se pone a correr como una desesperada hasta gastar su ración del día.

Cuando no estoy haciendo algo "útil" (obsérvese la reserva mental) suelo consumir el tiempo en casi todo lo que has mencionado: pasatiempos, ajedrez, colecciones, etc.

Decía lo de la reserva mental porque no estoy seguro de que sea tan inútil escuchar música, leer, o, satisfacerte con la pequeña victoria que puede significar resolver un problema (aunque sea ficticio), sin contar los posibles beneficios para la memoria y la inteligencia (sea ésta lo que sea).

El blog tiene además de la propiedad de la libertad, es decir que llegamos solo hasta dode queremos llegar, la propiedad de la interacción. Es decir: a una manifestación propia, puede suceder una respuesta no conocida de antemano que sirve decontrapeso, de calibre, de relativa referencia y permite una matización más fina y sobre todo un acercamiento a otra forma de entender, a otra persona.

Se puede objetar que en realidad es una relación ficticia, basada en datos más o menos ficticios, o, si queremos, retocados y que generalmente no llegan a nada. Pero eso es tan verdad como que nos ayuda a entrar en contacto con personas con nuestras mismas aficiones y que en ocasiones se puede llegar a hacer muy buenas amistades.

Díselo a Fe :-).

Abrazo

M. Domínguez Senra dijo...

Cuando yo hacía trabajos verticales (no porque trabajase limpiando cristales o restaurando fachadas, sino porque trabajaba en un rascacielos) me acuerdo de los buenos ratos con las microconversaciones de ascensor. El microrelato está totalmente justificado como formato. Yo creo en las formas, creo en las postales, en los sonetos y veo lo encasillados que están formas como las dels ploramiques de cantonada i els conxorxaires de passadís. También es un arte, el pasar de largo, lanzando un verso de 14 sílabas con su cesura bien puesta. Cada format condiciona. Mira els safareijos. Mirad los lavaderos.

Me doy cuenta de que las bitácoras son una forma de comunicación más compleja e imprevista que la de los ascensores y también con un formato más libre. En este tuyo siempre encuentro inspiración. Es un lugar como el de aquellas fuentes en los caminos, con el caracol “bover”, el descanso y la buena sombra.

La única forma de no hacer algo sería desprendiéndome de quien yo soy. El ser, mi continuo tejer y destejer, para mí ya es hacer. Eso sí, perder el tiempo lo pierdo muchas veces incluso recuperándolo. La darrera vegada que vaig anar a París vaig adonar-me que no hi havia tantes acadèmies d’anglès i gimnasos com tenim a Barcelona. I vaig adonar-me que tindrien molt més temps lliure. Què fan els anglesos el temps que no han perdut aprenent l’anglès com a segona llengua?