21 julio 2007

Verdades

Suenan campanas cada vez que alguien consigue definir sin dudar la verdad. Con este milagro, si lo dispusiera, montaría otra secta en su defensa. Aunque ¿Para que quiero cosa tan poco manejable como la verdad?

Como me quedo dando vueltas sin querer al asunto me veo en el apuro de acallar este zumbido moscón y en estos casos lo mejor es encontrar razón que lo alivie no importa que sea cataplasma momentánea, débil y temporal. Lo cierto es que por más fiesta que le doy a la cabeza nunca deja el tajo.

Demasiadas veces me jugó la obsesa razón malas pasadas, me obligó sin proponérmelo a cargar con verdades grandes como castillos, verdades que, tal como se las gastan las grandes verdades, tienden a ocultar todo lo que no agrada a su exquisito gusto. Malgasté buen tiempo y pasión en defender estos territorios verídicos, hasta podría decir que malgasté parte de mi vida si no fuera, que estos argumentos son los que le dan sentido, por más peregrinos que al fin resulten. Tampoco descarto que la duda en la que me instalé, y que me desarma y libera de verdades contundentes no sea mas que otro tipo de verdad que confirme la vieja costumbre de tener siempre alguna razón por la que dirimir. Lo que deploro es que, con la pérdida de esta fe me quedé sin su paraguas protector, esto me obliga a asumir muchas cuestiones a palo seco. No tengo ninguna duda que, sin trincheras con las que defender verdades el mundo se vuelve excesivo, pero al mismo tiempo adquiere su pizca sentido pues sin nada que defender todo es más sencillo. A cambio de una mirada liberada de prejuicios, la ausencia de verdades te instala en incómoda incertidumbre, pero esto es lo que hay en estos tiempos de rutilante zozobra.

La inseguridad, y esto lo percibo con recelo, nos mantiene despiertos, vivos, quizás por esto, en el fondo, no será tan mala como la comodidad nos la pinta. Sin corazón ni voluntad de ser héroes, el destino a veces nos reserva la posibilidad de mantener actitudes nobles y aquí, en estos tiempos, igual necesitamos de unas cuantas dosis de este milagro doméstico que consiste en resistirse a las verdades que sin sentido nos imponen.

4 comentarios:

Índigo dijo...

Dudo luego insisto.
Precioso azul.
Saluditos

M dijo...

Supongo que el derroche de azules, es tuyo.

Me encanta.
B x C

fgiucich dijo...

Las verdades mentirosas son las que nos confunden y nos llevan a confundir los caminos. Me encanta el color azul. Abrazos.

Anónimo dijo...

la verdad... tan relativa su existencia...creo que cada quien tiene la suya distinta...

saludo!!! Cerillo.