06 julio 2007

Evolución


Cuando atendemos una cuestión con fijeza, nuestra sola atención amplia con desmesura el objeto observado por culpa de la precisión microscópica de la mente concentrada. Bajo este prisma multiplicador, lo que analizamos, ocupa mucho mas espacio del que de natural le pertenece y para rematar, muchos de los resultados de estas pesquisas se adaptan con facilidad a los huecos que les dispensamos dando satisfacción a más interrogantes de los debidos en honor y gloria a nuestra general y benévola disposición.

No sé que se sepa con certeza lo que concretó la evolución del hombre con respecto del mono, por esto hoy me dio por pensar que una razón importante pudiera ser el ejercicio y dominio del riesgo que no es más que una suerte de gestión óptima de la violencia. Por esto a menudo me siento mas identificado con las familias de leones que con los grupos de primates.

Con esta rutina me pierde sin sentirlo la violencia buena parte de sus connotaciones negativas, pues teorizo que con su adopción crecimos y superamos con creces la funcionalidad de los órganos con que la evolución nos distinguió. Lo que agarraba rama, agarró hueso, agarró palo y lo blandió luego con peligrosa contundencia. La gestión del riesgo convierte al herbívoro en carnívoro y al carroñero en depredador. Estos debieron ser los caminos del omnívoro que le gana así la partida a la especialización. El riesgo afila los sentidos y a la misma inteligencia a cuenta de lidiar con la violencia como formula de sustento y supervivencia.

Con lo bien que vivía en la naturaleza del paraíso terrenal donde nos coronamos rey, ahora voy y se me ocurre valorar en positivo la violencia. En la doctrina de este reinado magnánimo es tan fuerte el anhelo de impartir justicia que la violencia ocupa un lugar en el desorden, estratos de oscuridad con los episodios sangrientos que empañan nuestra benevolente dominación.

Vueltas da el destino y de la misma manera que un cuerpo adecuado para vivir en los árboles transforma con ayuda del ingenio o de la necesidad sus precisas adaptaciones arborícolas en armas letales, la dinámica de la violencia se nos vuelve a la contra pues sin enemigo que haga peligrar nuestro dominio su fuerza cinética deriva en menudos enfrentamientos de hombre contra hombre exactamente igual que el león en sus dominios.

Nuestra aventura apostó por el riesgo y el riesgo entraña violencia, esto forma ya parte de nuestra genética. La revolución pendiente sería pues la alternativa de, desde la posición conservadora que implica abandonar la violencia, mantener la supremacía de la especie. ¿Quiere o puede el león convertirse en cebra y comer hierba? La naturaleza asegura que no, pero el azar puede decidir lo contrario quizás porqué la apuesta mas arriesgada puede ser ahora no incurrir en riesgos.

5 comentarios:

Índigo dijo...

Pero... creo imposible mantener una posición conservadora desde la desigualdad: los que están en el escalafón más bajo no quieren seguir ahí, seguirán arriesgando para subir.
El cuadro me gusta y me intriga a la vez.
Un abrazo.

M dijo...

Cerillo..gana algo el león si se convierte en cebra??

Le compensa?? Es lo ganado por lo perdido??

Creo que prefiero desarrollar solo lo que dicta el instinto...

B X C

fgiucich dijo...

En el riesgo está la ganancia. Abrazos.

Erranteazul dijo...

Interesantísimas posturas, todas ellas. La introducción sobremanera. Acaso si en lugar de depositar con fijeza nuestro interés en ciertas cosa, hechos, personas, objetos, poco a poco se irán desdibujando hasta perderse. Eso quisiera ocurriera con la violencia y otras...
Porqué no has vuelto?
Saludos

alida dijo...

Darwin, cambiaria el destino o seria Dios
Un abrazo