“Dadme una palanca y un punto de apoyo y moveré el mundo” Arquímedes.
Para existir se debe interaccionar, me parece elemental. Nada es por si mismo. El universo todo, es un tramado de puntos de contacto, de influencias, de fricciones del micro al macrocosmos. Otra cosa es que estas uniones se estén quietas. El universo tiene su punto social, sus rencillas, sus afectos y su repelús. En esto andan los físicos o filósofos, buscando ideales puntos de apoyo para mover el mundo. Yo creo que este punto de apoyo absoluto que nos seduce como solución perfecta no existe y cuando crees que te acercas a uno con pinta de determinante al poco sucumbes a la necesidad de buscar otros soportes con que sustentarle.
Estas mañanas frías de febrero espabilan que es un contento. Vete a saber, pensaba, hasta donde tendría de remontarse uno para encontrar un punto fijo. Después de un somero repaso a tres o cuatro principios fundamentales luego convertidos en relativos, consideré que no existe, y así llegué a la solemne deducción que no hay teoría que pueda sostenerse con rigor definitivo. Cuando pierdes pié debes empezar a nadar. Si lo de hacer el muerto funcionara, nadie se ahogaría. Volvamos pues al optimismo que es una especie de fe sin absurdos teóricos ni fantasías. El, soy buena persona y tengo un puñado excelentes razones para ir tirando funciona requetebién, luego vienen los demás y se encargan de hacerte ver que no eres tan bueno ni tienes toda la razón, es conveniente pues intentar llegar a puntos de acuerdo comunes.
Mis trece, exigen estos puntos fijos que defiendo mientras se mantienen erguidos. Esta es mi fe y lucho por ellos, pero ojo al parche, nada es tan decepcionante como descubrirte defendiendo empecinado, principios insostenibles. Tozudez contra conciliación este es nuestro real albedrío. No es malo cambiar de chaqueta, principios, ideales o lo que sea si es para bien, otra cosa son las regresiones interesadas, perniciosas o acomodaticias que a menudo nos cautivan.
Mira por donde, con la flexibilidad que da el no creer en absolutos, el punto este de apoyo que pienso debería regir en nuestras acciones debería ser el bien común con tintes de posible, la viabilidad del proyecto hombre y para ello no deberíamos olvidar que nuestra supremacía actual no nos permite, ni mucho menos, actuar como si fuéramos los dueños de una finca llamada tierra. Lo sostenible, no solo es una idea bonita como las ilustraciones con que pintan algunas iglesias mundos en tono pastel, sino una ardua negociación donde se deben hacer muchas y dolorosas concesiones. Muchas más de las que parece dispuesta a asumir nuestra voluntad y las consiguientes posiciones políticas que silenciosa o perniciosamente mantenemos.
Hablo solo. Murmullo solitario por las calles de mi pueblo con la sensación de que ya no hay nadie que defienda nada que vaya mas allá de este flotar insatisfechos en la podrida abundancia. Hay demasiados elementos en suspensión en estas aguas donde nos bañamos vestidos para que luego podamos gozar del placer de nadar. Saturado de laberínticas doctrinas, rechazo definitivamente defender otra bandera que no sustente el mismo cromatismo que el cristalino aire de esta fría mañana de febrero, o de las aguas del río en que me sumergía de niño, donde las piedras se contorneaban ondulantes al ritmo que dictaba la corriente.
3 comentarios:
Cierta Consejera de Medio Ambiente, cuando aún no lo era hizo en mi barrio una exposición sobre el agua sostenible a la que asistieron varios colectivos, entre otros, los alumnos de varios centros escolares que en su mayoría concluyeron que había sido "divertida" y poco más. A la sazón, pasaban unos meses en mi casa dos niños saharauis a los que llevé a ver la exposición. Para ellos abrir un grifo y que manara agua era ya de por sí un milagro y conocer además todo el proceso que lo hacía posible fue casi una revelación.
Durante toda la semana el motivo de conversación casi exclusivo fue el agua.
Desgraciadamente no hace falta ir demasiado lejos para ser conscientes de la inmensa injusticia que nos rodea y lo aparentemente fútil de nuestros braceos en medio de la confortable charca. Y aún así habría que seguir haciendo algo, bracear, vocear, elegir, empujar... no sé, algo.
Yo no sé si este es uno de esos principios transparentes a los que habría que agarrarse.
Abrazo.
"Que el río acompasará sus pasos por la vereda". Su post sobre el punto de apoyo, para mí que soy una meditadora de los ejes y los émbolos, me ha hecho ver que "LA FLOR DE LA CANELA", el vals de Chabuca Granda está lleno de referencias al agua. Antes no me había dado cuenta. A lo mejor a usted esta fusión de ideas que me ha inspirado no le dice nada, pero ha sido así.
Panta rhei, "todo fluye" dijo Heráclito, y así debe (de) ser. El piñón fijo y la estacada no serían puntos de apoyo, o serían unos puntos de apoyo que no se retroalimentan.
El agua, sea la de la lluvia que hoy cae, la del mar, la de los ríos, la de las lágrimas, la de los grifos primermundistas, la que hay en abundancia en nuestros cuerpos, tiene para mí algo enigmático. El agua y el fuego son para mi los dos elementos más fascinantes, por eso me ha encantado su post.
El sólo sé que no sé nada, si podríamos convenir que es un principio inmutable.
Saludos
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