24 febrero 2008

Los cambios violentos


No siento y siento tener que tirar a base de intuiciones ya que ignoro los intríngulis de mis deseos. El caos que me adoptó más que adopté intuyo que sin orden no existiría. El orden que de él emana estudian, ceño fruncido, los inteligentes antes de que se conviertan en sabios inútiles. Hablar de caos, de sistemas, de elementos, de tecnicismos con criterio y poder pontificar, es un excelente cielo de puro regocijo y aunque no se da el caso, no me corto y así, saben a purgatorio mis peroratas.

El orden es sólido, un sistema cerrado al azar, de hecho el orden es como un cristal. Nuestro ingenio de supervivientes acostumbra a superar los obstáculos acotándolos, los simplificamos hasta que podemos actuar sobre ellos, y así, en cierto punto obligados, procuramos reparar los ruidos que distorsionan el inmediato futuro. Civilizados como somos, ideamos sistemas o lo intentamos, que nos despejen el horizonte deseado. De hecho estos sistemas son impredecibles en su funcionamiento, no se puede prever resultados como pretenden estos profetas del presente que quieren ser los economistas. El problema surge cuando sistemas que funcionaban dejan de ser funcionales, un día quedan obsoletos pero siguen activos, se convierten en una rémora grave para lo que se pretendía subsanar.

Como los borbotones del agua hirviendo, las rutinas tienen la rutina de cambiar de rutina dado que se deteriora su funcionalidad. Las fórmulas fijas quedan obsoletas en sistemas complejos pues el orden con el tiempo gripa su mecánica.

Tengo entendido que hay investigadores que buscan fórmulas para sistemas caóticos, aunque no cabría llamarlas fórmulas si por lo que parece no tienen formulación concreta. O sea, intentan domeñar el caos con formulas que se configuran azarosas, un autentico desorden, no sé si me explico. Por supuesto no sé si lo que digo tiene algo de científico.

El caso es que la obturación del caudal provocado por la rutina desborda el río en trágico instante y crea un nuevo cauce que derivará mas tarde en rutina desbordable y así sin fin, se van formando los dibujos fractales que con metódica precisión dibuja el agua de lluvia en los márgenes de barro.

Tenemos nulas posibilidades de eludir la violencia de los cambios. Este si que es un problema gordo e irresoluble. ¿O no?

4 comentarios:

Umma1 dijo...

Pero... encontramos los mecanismos para negar esa angustia.

Como el caos, que es vida, nos angustia, buscamos reglamentaciones y lo escondemos con figuraciones socialmente consentidas.

Y cuando nos atrapa a solas, echamos mano a todos los recursos psiquicos para escondernos.

Un abrazo y buen domingo

M. Domínguez Senra dijo...

Desearía poder aportar algo, pero me detiene el ver como se scrabblelizan sus palabras y las mías en un desorden masificado que no sé si será el caos o un nuevo orden.

manolotel dijo...

Creo que el ejemplo del rio desbordado hablando de esa tendencia a ordenarse nuevamente de las cosas y los pensamientos tiene mucho que ver con la lucha de contrarios que se establece en todos los "ordenes" (valga la redundundundancia) de la vida.

Confieso que no sé si habría que llamar a esa lucha, a la lucha de las ideas y de los seres por existir, un "orden".

De hecho, como todas las grandes palabras(libettad, moral, verdad etc) tiene un valor polisémico que, en un contexto general, la hace dificilmente prensible, aunque si la relacionamos (cosa que evitas -supongo que intencionadamente- en tu post) adquiere ciertas propiedades definitorias.

Está claro que el tema da para mucho más (o mucho menos) de lo que yo he apuntado. Por supuesto que si la propuesta hubiera sido reflexionar sobre el precio del pescado el margen de maniobra hubiera se habría agotado pronto.

De todas formas, y, entendiendo que de alguna manera la interlocución la recibimos en sus siguientes post, no quiero que este rio de pensamientos se desborde.

Un saludo cordial.

Unknown dijo...

Los matemáticos sólo han podido encontrar funciones que se comportan caóticamente, y éstas son iterativas (es decir, una operación que cuando uno cambia las condiciones iniciales (ej.- el número o números iniciales), en ciertos rangos, deja de ser lineal (predecible) para aparecer en un valor alejado al cercano.

Generalmente, en procesos biológicos, el orden aparece como semblante estabilizador y como respuesta final ante las condiciones también estables. Es cuando las condiciones cambian o apremian que los sistemas ordenados deben dejar de serlo apra entonces caer en un período "caótico" hasta que la respuesta sea el nuevo orden. En pocas palabras: El orden como adaptación-estabilidad y el caos como revolución-cambio.
Y esto no es especulación ni metafísica, algo hay ya de evidencia para respaldar este comportamiento.