La realidad siempre cumple aunque no la atiendas. Le llevo de buena mañana a Ene un café largo recién hecho y tres galletas María con la mejor mantequilla del mundo. La despierto y aun medio dormida pregunta: ¿Hace frío? Si, cuatro bajo cero. ¿Te pesaste hoy? Sí, como cada día. ¿Adelgazaste? Sic. Interrogatorios que se interesan por hechos cotidianos y por lo tanto reales ¿Llueve? ¿Está nublado? ¿Funciona la calefacción? ¿Queda leche? ¿Te tomaste una aspirina? ¿Te quedan camisas limpias? Hoy tocó el peso y yo me imagino de inmediato desnudo, sometido el dictamen de la báscula. Pesé desnudo ochenta y tres quilos y setecientos gramos, doscientos gramos más que ayer a la misma hora.
Digo peso desnudo, porqué es un peso más real, pienso, y se fija la imagen y luego la palabra desnudo y me propone ella tan amplias acepciones, que reboto al origen salvando el vértigo y corto el viaje con un, desnudo es desnudo, sin ropa, a pelo, en pelotas, como Adán. No quiero ser prolijo porqué no quiero. Funciona el cerebro y empieza a perder la realidad tersura y si continuas pensando, desaparece cualquier resto si aún quedara algo de ella. Entraste en el mundo de las suposiciones.
No me extraña que recuerde tan poco si casi todo lo que pienso pertenece a la esfera de lo imaginado, Título de mi autobiografía: “Supongo que no recuerdo nada”. Es probable que algo recuerde, vaya, que algo recuerdo es seguro, lo que no es seguro es que tenga nada que ver con la realidad. Lo que ocurrió hace tiempo, tiene más que ver con ahora, con lo que describe la realidad inmediata de estar desnudo encima de la báscula que el no saber nada sabiendo que algo sabré si me lo propongo, porqué el que controla mi peso, el de hoy, el de ayer, es el sujeto que valorará lo que convenga de todo recuerdo pasado. O sea que tendrá más que ver con esta realidad que con la pasada
Me pregunta por el peso, ahora de pie, atento a despedirme y pienso en un desnudo abstracto y luego vuelvo a esta realidad que tan mecanizada mantengo que ni siento que sea real, de tal manera que mi abstracción me lleva a un desnudo que por atención se convierte en una realidad más real que estar de pie despidiéndome. Así la realidad es un sueño que se repite con metódica precisión cada día. Mantengo el piloto automático puesto si el día es corriente hasta que algo altere la percepción de seguridad del todo va como siempre. Mientras tanto pienso, ando en el mundo de la fantasía, de tal manera que estoy poco atento a la mecánica diaria mientras elaboro constante ilusiones, ficciones, relatos que van desde las divagaciones anecdóticas de lo que estoy haciendo a otros mundos imaginados, que se alejan irremisibles de la realidad hasta que, de sopetón, esta aparece con física presencia.
Salgo de casa con el día amanecido y lo repito cinco días cada semana, y lo más real del trayecto tiene que ver con el tiempo mismo, ahora el frío, el sol, el viento, el aire que respiro profundo, miro el reloj y procuro el paso preciso que me marca el tiempo que dispongo y mi realidad, alejándose otra vez de lo físico busca sin respiro alguna cosa en la que entretener una cabeza que sin descanso ha de laborar a todo trapo.
7 comentarios:
Leo en la cabecera de su blog: "No desdeñemos nunca la casualidad pues todo lo genera". Lo mismo me equivoco, pero creo haber visto otro día (anterior): "No desdeñemos nunca el azar pues todo lo genera". Me hace dudar, cosa que es de agradecer puesto que llevo demasiados días de certidumbres.
Doscientos gramos es mucho. Parece un detalle de una novela de Agatha Christie. Algo hubo.
Me gustan las galletas María. Son castellanas, ligeras -cada vez más- y nada empalagosas. Tienen la proporción áurea de otras cosas que quiero ver en mi realidad diaria y que me han acompañado siempre sin grandes cambios.
Pienso que excepto la coca-cola, las María y tal vez el dentrífico Colgate (aunque hayan variado sus fórmulas), todo lo demás lo van cambiando ostensiblemente. Panta rhei.
Empezó diciembre y hoy mi canario, que es muy fotófilo y dado a la melancolía, ha empezado a cantar un poquillo.
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Entiendo muy bien esa cabeza, como dices, impelida a laborar "a todo trapo"
Eso es lo que hace la cabeza por su propia naturaleza: A veces (muchas veces), ayudarnos eficazmente en lo que tenemos que hacer; otras veces, en cambio, sacarnos de la realidad-real para meternos en sus continuas divagaciones
Y yio me ergunto mientras me corroe la más cochina de las envidias en presencia de un artita, de cualquier artista; si cuando están elaborando sus obras no escapan momentáneamente a ese férro control de la mente. Sospecho que así es
Ni prolijo, ni ordenado, n i memorioso.
Para qué, En tanto la vida es caos y futuro?
La realidad? Quizás apenas se atisbe en el escape.
Tengo la sensación y la espectativa pareceidas a las tuyas, solo que en vez de 4 bajo cero, hay 30,3.
No está bien pesarse cada día. Las hormosas, una ligera retención de líquidos, etc, etc, derrotan una mañana, sin agregar ni punto, ni coma.
Saludos (F)
La realidad no es siemnpre la que vemos, sino aquella que va con nosotros enquistada en el alma. Abrazos.
No es falta de memoria ni de imaginación es la querencia, lo real tiene que ver con el ahora y entonces llega el caos no saber si es hoy o fue ayer, para que tomar el tiempo
Me gusta las galletas maría, me la como solita sin mantequilla, tendré que saborearla así
Admiro tu destreza para la pintura, bella imagen entre existente e irreal
El cerebro, mientras no lo forzamos con una prioridad, piensa como sueña, es decir, de una manera caótica. En esos momentos que solo efectuamos actividades mecánicas y rutinarias, el cerebro sigue elaborando impulsos eléctricos que conectan unas neuronas con otras. Las dentritas distribuyen nuestras necesidades en forma de miliamperios. Somos voltios andantes.
Pero luego está la consciencia de lo que se está pensando y ahí entra de lleno esta reflexión que te lleva desde las galletas hasta amanecida en la puerta de la calle cinco veces a la semana, pasando por los 83 kilos sin ropa -consciencia de la desnudez- y la otra realidad de la realidad. Esa consciencia de que el pensamiento es el tiempo inaprensible porque nunca un segundo es igual a otro en tu cabeza y sospechas que tampoco en este Universo que quisieras aprehender en su infinita inteligencia.
No somos nadie... Bueno, yo, sí, pero, los demás, digo. (Aquí es donde dices ¡será cretino!) ¡Es una broma!
Un abrazo.
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