17 noviembre 2007

Un respeto por favor.


Hay cualidades tan sospechosas que me hacen dudar de si lo son o no. Pongo en el mismo saco a todas aquellas que se forjaron a contrapelo de los deseos. La humildad es una cualidad admirable, en especial cuando quien la cultiva, podría sin rubor decantarse hacia la vanidad. Es una cualidad excelente que debería tener un alto valor social ya que tiende a evitar las tensiones generadas por tanto ego, pero claro, la mayoría de la ciudadanía no está por una labor tan poco lucida. Así que para paliar su siempre patente escasez, los poderes, que para esto están, (piensen ustedes en cualquiera de ellos, da lo mismo,) instauraron desde hace milenios dos apaños que según se mire parecen cualidades: obediencia y respeto y así se suple con creces esta carencia, evitando con su implantación que se generen todo tipo de problemas. La obediencia, bien mirado, es una mierda pues contradice a la razón y por esta causa tiende a desaparecer en el marasmo de una modernidad indisciplinada cuando no le garantizan pena o premio. Hasta los niños, que ahora nos da por tenerlos muy en cuenta, se niegan obcecados a obedecer. Otra cosa es el respeto que goza de buena salud, pues se aprovecha del tirón que ha adquirido la tan traída y manoseada tolerancia.

Como siempre que algo naufraga, como la obediencia, recordamos, su indudable parte buena y esto nos perdemos, pero también el respeto, tan resplandeciente, tan inquirido y exitoso, esconde su parte nefasta. No me interesa ya la obediencia pues el muerto al hoyo y el vivo al bollo, pero el respeto bien se merece por su preeminencia una poca de atención.

El respeto adquiere su auténtica dimensión cuando se gana limpiamente y aquí pone cada cual su buen empeño en conseguirlo. Tiene que quedar bien claro que no se puede pedir, a bote pronto, que se nos conceda sin merecerlo. Es pues el respeto algo que se adquiere o pierde por acciones u omisiones en actos públicos o privados, a cuenta de favores, trato, ciencia, porte, educación, habilidad, fuerza, imagen, atención, integridad, voluntad, poder, sinceridad, temor, autoridad o lo que sea. Tiene un precio. Con estas premisas considero que se debe o se puede tolerar todo aquello que nos lo merezca y habremos de valorar con tiento todo aquello que no nos lo merece y obrar en consecuencia.

No es mi deseo, o sí lo es, vete a saber, pegar tales rollos, el caso es que este viene a cuento por los mensajes que la moda desde hace tiempo nos envía desde lugares insólitos, en el culo de los futbolistas por ejemplo. Aunque esto no me ocasiona problemas, si me los ocasiona en cambio los mensajes en el pecho de las mujeres cuando me entretengo en leerlos. ¿Qué miras tú? Un respeto, me insinúa su cara de pocos amigos. Coño, pues leo, intento expresarles aturdido. Y es que algunas señoras, permítanme mis lectoras la licencia, esperan el milagro de que sólo lean tales mensajes aquellos que a ellas gustan y aquí incluyo no solo los mensajes sino todas aquellas sugerencias que son demasiado evidentes para pasar desapercibidas. Luego una conocida me viene con el cuento de que estas miradas le incomodan. ¿Te gusta a ti que te miren la entrepierna? Me pregunta inquisidora. Si, algo me incomoda, le contesto, si son hombres más, pero…. casi nunca ocurre debido, quizá, a que no pongo allí ninguna flecha, ni voy como un torero, no me permito trasparencias ni voy enseñando medio huevo. Quede constancia que no estoy en contra de ello, ni mucho menos, pero sí pienso, que a lo hecho pecho y que luego se debe asumir con deportividad las transidas debilidades afloradas en los casuales, azorados o impertinentes mirones.

Con el respeto se ha de tener cuidado y no lo digo desde luego, y vuelvan a perdonarme por la ingenua licencia que me tomé, por las mujeres descocadas, se lo digo a todo el mundo, a los políticos, a los periodistas, a los jueces, a los bomberos, a mis vecinos, al rey, si señor, al rey, el respeto debe ganarse y merecerse cada día y es problema de cada cual si no logra merecerlo.

Por otra parte, es preciso advertir y aquí esta la gracia de todo este asunto, que se puede vivir tan ricamente sin que te respeten. Es más, incluso mucho mejor que con tanto respeto.

5 comentarios:

Índigo dijo...

Bien Cerillo, hay un respeto, digamos que convencional, cívico, impuesto por las normas sociales que facilita bastante las relaciones o el difícil estar en compañía de otros... sería el respeto de intendencia...
Luego está el Respeto, que pertenece más al respetador que al respetado...
Y también está el irrespetuoso "todas las opiniones son respetables" Y contestas "no, todas las opiniones no son respetables" Y te dicen: "no, pero las personas sí"... y ¿respetar lo irrespetable no será una falta de respeto?
Bueno, Cerillo, que me sumerjo yo también en tu caos: en tu respetuoso caos.
El cuadro, como siempre, todos mis respetos.

alida dijo...

Cerillo, el respecto es algo muy bonito y todos merecemos respecto, pero hay muchos como el presidente de aquí (Venezuela), entraría él, en los nominados de los irrespetados, de paso se hizo el sordo y que no escucho nada ufsss me estoy saliendo del tema
El respecto hay que conquistárselo
Como siempre tu imagen me gusta, y el post de hoy traería mucha tela el cual cortar
Feliz domingo

M. Domínguez Senra dijo...

Bien dicho. Si acaso, me hubiera gustado ver desarrollado el último punto.
Con su permiso, Cerillo, me permito yo decirle a Indigo que yo la buena educación la uso efectivamente para los casos difíciles (que los hay).
Me temo que lo del presidente de pallá (con todos los respetos y además de verdad, Alida) no es -efectivamente- una cuestión de sordera, que es mucho más profundo. ¡Qué pena me da por Venezuela!

TICTAC dijo...

:-))) me gusta tu ironia...pero si, Cerillo has puesto el dedo sobre una llaga muy contemporanea..

Hoy en dia el respeto tiene muchas interpretaciones diferentes, vaga entre permisivismo eccesivo y autoritarismo dañino. Y Uno se gana el respeto que se merece seguramente.
Es una forma de educacion que no se puede enseñar si no se aprende a traves del ejemplo, de la imitacion y de la identificacion.
y aqui incluyo a todos, governantes, padres, profesores,etc.

El respeto para mi es la base de toda libertad, mucho mas que la tolerancia que, a veces, es solo altaneria. Es muy parecido al amor, si uno recibe respeto de la forma adecuada tambien logra darlo de la forma justa y mas asertiva.

Un abrazo Cerillo

JeJo dijo...

Respeto y obediencia, que varían según de la tolerancia individual. De ahí el caos. Pero eso ya lo sabés ...

(Lo de el medio huevo afuera me pareció genial para hacer una encuesta sobre el tema, microfono en mano y bragueta abierta. Muy explícito)

Saludos.