15 mayo 2010

Voto particular


Como acostumbramos a valorar el mundo desde opciones particulares, la objetividad no existe. Todo se puede cuestionar, y los puntos de vista pueden llegar a ser contradictorios sin dejar por esto de ser honorables, de común la jerarquía, el poder o la fuerza se impone para que prevalezca una opinión por encima de las demás. Así funciona y seguirá funcionando nuestro mundo. Los listos saben que honorable será, aunque a la fuerza sea, la opción que sale vencedora, que una cosa es el presente y otra la historia. Con este silogismo creen que las argucias son válidas y hasta justas si con ellas se vence. Pienso que a nadie le gusta ser el malo de la película, aduladores se acopia para ello y que más bien los protagonistas se quieren ver como adalides de las esencias, como aquellos que solo debe juzgar la historia, esta que queda en un lejano futuro, tan lejano y circunspecto como la muerte. Actúan como los creyentes, con margen de maniobra para el arrepentimiento por si se tercia.

Los de a pie, los que dirimimos batallas domésticas y de supervivencia sabemos que la historia nunca cuenta con nosotros pero a cambio nos permite dictaminar quien será el bueno y a quien le tocará el papel del malo de cada dilema que se nos ofrece. Formamos parte de una opinión pública que la modernidad intenta doblegar con todos los mecanismos que dispone y este dictamen, manipulado o no, no acostumbra a ser tan generoso con los que vencen como lo son los cronistas de la prensa diaria.

No tienes que ser un lince para discernir quien, de la estricta actualidad, pasará a la historia como el bueno o como el malo de cada conflicto, que la justicia popular no tiene tanta retranca ni vericuetos como los que nos toca penar con los rigores o los caprichos de las oficiales. Sé que es puro romanticismo y que no sirve de nada, pero me gusta pensar que merecida o inmerecidamente los protagonistas de las historias sienten en sus entrañas la calificación popular del papel que hacen. Supongo que a la mayoría les importará un bledo, aunque seguro que si ha de ser de propina a todos les gustaría hacer el papel del bueno. Pero que si no se da, tienen suficiente con el, si no puede ser que no sea, yo a lo mío y a la historia que la zurzan.

Si los conflictos que se dirimen son entre jueces, ¡para que les voy a contar!

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola :)