Soñé
goles y al despertar Pep escupió. No me gusta que la gente escupa ni
siquiera el Pep, No me gustaba ni cuando pasaba por ser de los
nuestros y nos lo hizo ganar todo. El otro miércoles, tuvimos futbol
con morbo por cosas de familia. A la dramaticà pasión le chifla la
familia, hermano contra hermano, padre contra hijo, hijo contra
todos. Los hermanos Alcántara pasaron mas bien desapercibidos, poco
contaron ni el uno ni el otro, pero lo del hijo es otro cantar,
emanaba Messi una concentrada fiereza. Con los sentimientos de la
gente simple no se juega y el pródigo padre que inventó un futbol
cerebral lo pagó, que el hijo és solo futbol puro, no entiende nada
más. Al padre le supongo, no puedo evitarlo, una ambición
mayúscula. Esto, ahora, para nada es ningun defecto aunque soy de la
opinión qua ambición con éxito tiende a un devorador descontrol de
los límites que se pueden tolerar, el otro solo quiere jugar y
jugar, quizás para existir, para ser alguien donde se siente algo,
en el verde espacio rectangular donde sabe que es el rey, como solo
lo puede ser el que está poseido por una obsesión. Juega y teme el
mundo de afuera, no lo entiende.
Me
gusta pensar que la ambición lo tritura todo y deglute luego hasta
fagocitar al ambicioso convertido al fin en esclavo de un brillante y
fastasmal modelo que vende éxito, Un modelo cada vez mas plástico,
mas teatral, mas epitelial. Sueño que la pulida máscara hueca
corroe abrasiva a los podridos de dinero.
El
polit Guardiola escupe una minuscula flema de pastosa saliva que
amasa aglutinando todas las imposturas de un despiadado orgullo, lo
lanza y la despide para reeinventarse, para dilucidar como piensa
debe ser a continuación, como debe comportarse para salir ganando y
como debe jugar la próxima partida para no perder.
Hoy
la continuación
2 comentarios:
Imagino un lapo algo bilioso.
Esplèndida pintura!
Se ha comportado como un padree y no ha perdido.
Gràcies Marta
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