12 mayo 2015

FUTBOL



Soñé goles y al despertar Pep escupió. No me gusta que la gente escupa ni siquiera el Pep, No me gustaba ni cuando pasaba por ser de los nuestros y nos lo hizo ganar todo. El otro miércoles, tuvimos futbol con morbo por cosas de familia. A la dramaticà pasión le chifla la familia, hermano contra hermano, padre contra hijo, hijo contra todos. Los hermanos Alcántara pasaron mas bien desapercibidos, poco contaron ni el uno ni el otro, pero lo del hijo es otro cantar, emanaba Messi una concentrada fiereza. Con los sentimientos de la gente simple no se juega y el pródigo padre que inventó un futbol cerebral lo pagó, que el hijo és solo futbol puro, no entiende nada más. Al padre le supongo, no puedo evitarlo, una ambición mayúscula. Esto, ahora, para nada es ningun defecto aunque soy de la opinión qua ambición con éxito tiende a un devorador descontrol de los límites que se pueden tolerar, el otro solo quiere jugar y jugar, quizás para existir, para ser alguien donde se siente algo, en el verde espacio rectangular donde sabe que es el rey, como solo lo puede ser el que está poseido por una obsesión. Juega y teme el mundo de afuera, no lo entiende.

Me gusta pensar que la ambición lo tritura todo y deglute luego hasta fagocitar al ambicioso convertido al fin en esclavo de un brillante y fastasmal modelo que vende éxito, Un modelo cada vez mas plástico, mas teatral, mas epitelial. Sueño que la pulida máscara hueca corroe abrasiva a los podridos de dinero.

El polit Guardiola escupe una minuscula flema de pastosa saliva que amasa aglutinando todas las imposturas de un despiadado orgullo, lo lanza y la despide para reeinventarse, para dilucidar como piensa debe ser a continuación, como debe comportarse para salir ganando y como debe jugar la próxima partida para no perder.


Hoy la continuación

2 comentarios:

M. Domínguez Senra dijo...

Imagino un lapo algo bilioso.

Esplèndida pintura!

Cerillo dijo...

Se ha comportado como un padree y no ha perdido.

Gràcies Marta