29 marzo 2012

La imaginación





Pensar no pide permiso aunque luego debes darle cuerda si tienes interés en seguir con lo que va proponiendo. Muchas veces, pinchado por la curiosidad, se la doy para averiguar adonde me llevará esta vez el invento. Hoy decidí despachar el subconsciente, ignorarle definitivamente. Siempre me ha parecido un bicho raro y como no recuerdo ningún trato con este sujeto, certifico nuestra total falta de entendimiento y comunicación. Otra cosa son las curiosas imágenes que aparecen de pronto en mi cerebro y que pueden resultar tan delirantes como familiares, ¿de donde vienen y a donde van?, ¿que es lo que me nutre de tales imágenes?, mi dilatada experiencia en estas lides me recuerda que es una búsqueda tan absurda como inútil.

Hoy pensaba enelcaos para darle vidilla y a ello me pongo, propósito, que por otra parte no es nada sencillo ante la sensación de que el filón se agota. Mientras pensaba que cuestionar, tomó cuerpo una rudimentaria imagen en mi retina que refleja una sensación que me embarga a menudo cuando pienso en según que temas: Cerillo, intentas hacer ebanistería con un motosierra. Mi bagaje es demasiado rudimentario para intentar lidiar con según que cuestiones. El caso es que me acostumbré a estas locas imágenes y resulta que ahora, además, me divierten. Está la imaginación desbocada que dicen que vuela y luego la castrante pared de una realidad cotidiana ajustada a la obligación de seguir alimentando nuestra indigesta sociedad. El trastorno bipolar del Dr. Jekyll y Mr. Hyde se desarrolla sin problema en este tinglado que permite pocos extravíos particulares y que nos adormece con el dictado de interesadas doctrinas aderezadas con corsés de pacata tolerancia y políticas correctas.

Cumplir con el azar, con el destino, con las incontrolables pulsiones que nos esclavizan, limita lentamente y sin cesar nuestras expectativas, de modo que, en algún momento, te invade la sensación de estar rodando en un tiovivo, de mareo y de que nunca nos movimos del mismo sitio. Alimentas ingenuo la posibilidad de pegar unos hachazos que destrocen con saña el pequeño mundo de cartón piedra donde vivimos con la escusa de que es un solemne aburrimiento para luego aventurarse a despegar y navegar por el inagotable universo de la imaginación donde establecer una siempre peligrosa relación con la locura.

Al intentar modificar los tratos con lo que por repetido hastía, los sólidos conceptos se vuelven de cristal. Hoy, como antes dije, en mi deriva hacia la locura descarté el subconsciente que apañó Freud porque no sé donde coño encontrarle que no sea en el susodicho sitio y esta plácida mañana de marzo además y sin querer, se me rayó el espíritu afectado por la inmemorial incomprensión mutua, que siempre me costó encontrarle sitio y hasta aquí, lo apañaba como un intruso que colonizaba un apartado oscuro de mi mente fuera de la jurisdicción de mis manejos ordinarios. Los espíritus nunca se me aparecieron, tampoco mi particular y noble espíritu y todo lo que parece navegar por impenetrables laberintos. Creo intuir que estas tinieblas que quedan a mi espalda o que se esconcen en lo mas profundo de mi ser o de mi mente, (no dejo de pensar que deben tener un aspecto semejante a las asquerosas tripas con las que nunca contamos hasta que nos duelen), es simplemente lo que desconozco y lo que por más que lo intente poco desvelaré que no sea para averiguar que resulta inoperante, como cuando descubres que la sabiduría es un lastre irrenunciable que evita que goces con ingenua y loca intensidad.

Puedo pues abandonar y vivir sin subconsciente, sin espíritu y sin alma, siempre que conserve intacta mi capacidad de imaginar, entre otras miles de cosas, por ejemplo, espíritus, subconscientes y almas y a continuación, creer en ellos, que nuestra capacidad y necesidad de encontrar ángeles de la guarda, solidaria compañía a nuestro triste y solitario deambular, es infinita.



No hay comentarios: