Hay un dicho que me gusta porque pienso que lo entendí. Es aquel que dice que a veces el árbol no nos deja ver el bosque.
Me pongo a pensar y me viene: ¿y a quien se le ocurrió que alguien pudiera tener algún interés en ver el bosque?
Desde la historia, la prehistoria, la protohistoria o lo que sea que nos alcance, debemos de andar topando de manera regular con los árboles con nuestro estilo de siempre, o sea, tropezando sin ninguna contemplación ni consideración con todos los obstáculos que la madre naturaleza tiene a bien de colocar entre nosotros y nuestros objetos deseados. Nuestra empecinada insistencia en derribar árboles con el morro llamó, supongo; hace ya mucho tiempo; la atención de nuestro demoledor empirismo.
Siempre me pierdo en estos vericuetos. A lo que iba es que el árbol no nos deja ver el bosque porque nuestra atención es limitada. Mirar es un trabajo absorbente y cuando nos concentramos en atender un objeto específico, nuestros recursos se ponen al servicio de lo observado y no del decorado. Además hemos de contar con que siempre dejamos una parte de la atención para el asunto de estar alerta, un cuerpo de guardia vaya.
Aunque yo creo que, más que los didácticos golpes que intercambiamos con los troncos lo que nos cautiva de los árboles son sus frutos y si no que se lo pregunten a Eva. A la atención le motivan en general cosas muy simples, es luego, al querer entender un poco más de lo elemental cuando las cosas se nos complican sin desearlo. Porque, vamos a ver ¿Porqué los manzanos no dan manzanas todo el año?
Planteas ingenuamente una pregunta obvia y sin remisión te cae encadenada un aluvión de ellas, a cual más complicada y todas sin respuesta y ahora, aunque sepamos que todo está en los libros de texto… hay saber donde encontrarlos y ponerse leerlos y al fin entender lo que disponen. La mayoría de veces no es cosa fácil.
Las manzanas ya hace días que no están en los árboles sino en el frutero y este, todo el año anda completo, y como dije, no creo que nadie pierda el tiempo en ver el bosque.
Pero si es cierto, que el arce enano japonés del vecino me enerva y esta irritación, curiosamente, sí que me deja ver el meticuloso trabajo de embutir un espeso bosque en un reducto de cuarenta metros cuadrados.
Veo cosas mientras voy valorando otros posibles objetos con los que alimentar el apetito desmesurado de mi despechada e insatisfecha ira.
Me pongo a pensar y me viene: ¿y a quien se le ocurrió que alguien pudiera tener algún interés en ver el bosque?
Desde la historia, la prehistoria, la protohistoria o lo que sea que nos alcance, debemos de andar topando de manera regular con los árboles con nuestro estilo de siempre, o sea, tropezando sin ninguna contemplación ni consideración con todos los obstáculos que la madre naturaleza tiene a bien de colocar entre nosotros y nuestros objetos deseados. Nuestra empecinada insistencia en derribar árboles con el morro llamó, supongo; hace ya mucho tiempo; la atención de nuestro demoledor empirismo.
Siempre me pierdo en estos vericuetos. A lo que iba es que el árbol no nos deja ver el bosque porque nuestra atención es limitada. Mirar es un trabajo absorbente y cuando nos concentramos en atender un objeto específico, nuestros recursos se ponen al servicio de lo observado y no del decorado. Además hemos de contar con que siempre dejamos una parte de la atención para el asunto de estar alerta, un cuerpo de guardia vaya.
Aunque yo creo que, más que los didácticos golpes que intercambiamos con los troncos lo que nos cautiva de los árboles son sus frutos y si no que se lo pregunten a Eva. A la atención le motivan en general cosas muy simples, es luego, al querer entender un poco más de lo elemental cuando las cosas se nos complican sin desearlo. Porque, vamos a ver ¿Porqué los manzanos no dan manzanas todo el año?
Planteas ingenuamente una pregunta obvia y sin remisión te cae encadenada un aluvión de ellas, a cual más complicada y todas sin respuesta y ahora, aunque sepamos que todo está en los libros de texto… hay saber donde encontrarlos y ponerse leerlos y al fin entender lo que disponen. La mayoría de veces no es cosa fácil.
Las manzanas ya hace días que no están en los árboles sino en el frutero y este, todo el año anda completo, y como dije, no creo que nadie pierda el tiempo en ver el bosque.
Pero si es cierto, que el arce enano japonés del vecino me enerva y esta irritación, curiosamente, sí que me deja ver el meticuloso trabajo de embutir un espeso bosque en un reducto de cuarenta metros cuadrados.
Veo cosas mientras voy valorando otros posibles objetos con los que alimentar el apetito desmesurado de mi despechada e insatisfecha ira.
10 comentarios:
cuidado la ira domina y puede hacer ver fantasmas ...un saludo:)
¿Te irrita el empeño humano por domesticar, o sea, empequeñecer, lo GRANDE? Planteas profundas y largas reflexiones, Cerillo. Un abrazo
Pues si...que tienes razón, que es irritante esa necesidad de imponer contención, de dominar con la vista el todo, de estar en el centro...
Me provoca mas integrarme en el bosque sin dejar de ser...
A veces la ira no nos deja ver, encontrar otro camino
Abrazo!!!
a veces las hormigas tampoco dejan ver el camino
Sé que no viene al caso, pero, "todos hacen leña del arbol caido".
Abrazo
Yo creo que tiene que ver con eso de la representación...un árbol es un bosque, o un parque, o una parcela, o un valle, o una quinta, o un columpio, o la sabia milenaria de la tierra decantandose en las venas según quien lo mire...un árbol no es solo un árbol...
:)
"savia"
yo sabía como se escribe antes
:O
bss
Tù lo has dicho; no hay nada màs que agregar. Abrazos.
Yo, en cambio, toda la vida tuve problemas con este refrán.
Que si por ver el bosque no se veía el árbol, o viceversa.
A Mí al menos me interesa el bosque, no concibo un arbol fuera de contexto. Quiero decir, un objeto de interés, sin sus múltiples relaciones con el medio.
Saludos
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