Aprendí
a leer el TBO solo, y ahora recuerdo que todos aquellos monigotes
tanto si eran de Minguella o Coll o Ibáñez, se burlaban; sufridos
dibujantes seguramente mal pagados; del arte de Picasso o hacían, si
se terciaba y aseguro que se terciaba a menudo, que un mono pintara
cuadros que triunfaban en un esnob mundo del arte abstracto, así se
tildaba sin ninguna sutileza de fácil o patraña a este tipo de
arte. Venían a decir que cualquiera puede pintar un cuadro
abstracto, que venga Picasso, o Miró, o Tàpies y intente dibujar
una historieta como las que dibujamos nosotros, a ver que les sale y
creo que creían sinceramente que sus tendenciosas insinuaciones eran
justas . Esta es mi impresión ahora, que cuando leía el TBO en el
carrer de la Sort, al lado de la estufa de aserrín, en los inviernos
de mi infancia, me parecía perfecta cualquier cosa que contaran,
incluso que unos negros de morros blancos cocieran a los misioneros
en una inmensa olla de agua hirviendo y que los náufragos habitaran
islas de tres metros cuadrados con una palmera en medio, al fin y al
cabo mi territorio preferido en casa era, el medio metro cuadrado del
balcón que convertía a base de imaginación en los mundos
fantásticos que me convenían. Simplicidades, si, pero que acaban
por contar, sumando o restando en el bagaje con el que luego nos
enfrentamos al mundo. Supongo que la abstracción sigue la tradición
del rompe y rasga que en algunas ocasiones nos invade de llevar la
contraria a todo lo establecido y que en el mundo del arte funciona
estupendamente bien. Bien mirado funciona bien en todos los mundos,
es una forma ideal de enfrentarse al aburrimiento cuando nos asola.
Es probable que la abstracción enraizara, que se tolerara o
fomentara en sus inicios, para contraponerla al realismo social
imperante en el socialismo soviético, lo que cuenta es que ahora,
nadie que tenga vergüenza, se atreve a burlarse del arte moderno, de
lo abstracto, aunque esto no evita que muchos sigan pensando con
razón, que lo que cuenta es lo que se entiende.
Ay,
las indomables palabras son un río desbocado, la faena es encauzar
sus aguas, embutirlas en una red estructurada, hacerlas potables para
que al abrir el grifo podamos llenar un vaso de transparente agua,
esto es lo que ha de ser.