14 abril 2007

Pintar



Estoy dibujando y me asaltan de golpe reflexiones ajenas al acto y determinación que exige el dibujo o la pintura. La reiteración de algunas de estas reflexiones forman con el tiempo una formulación teórica de las distintas etapas que voy cruzando. Este cuerpo someramente formulado tienta alguna vez traspasar la frontera de la reflexión íntima para exteriorizarse utilizando para ello mis deplorables habilidades narrativas.
Así pues sufro con la banalización a la que conduce el priorizar la forma antes que el contenido y la misma modernidad donde hasta la misma forma languidece inexpresiva hasta el ridículo. Lo cierto es que si no tienes nada que contar de poco sirve ser un buen narrador.

Estoy pintando y me asalta de golpe el cansancio acumulado por la estéril lucha que mantengo a brazo partido para concretar lo que fugaz y luminosamente vislumbró mi cerebro. Son los momentos en que dudo que pueda plasmar nunca estas visiones que son en un instante obras terminadas pero de las que desconozco los manuales para su elaboración. Permanecen un momento como modelo y se van difuminando en el fragor de la lucha por sacar adelante la obra o también en vericuetos que se van abriendo unas veces tentando alguna satisfacción o sucumbiendo a lo conocido o simplemente aplastado por una incapacidad física, técnica, intelectual o material para sacar adelante el empeño.


Estoy pintando y no sé si vivo, si invento una vida o si simplemente estoy perdiendo el tiempo. Probablemente todo a la vez y más que no me da por contar